Una vez haciendo pruebas comprobé que el mp3 tiene unos límites de calidad que no desaparecen aún incrementando el bitrate o empleando según que compresores.
Fue con una canción de Moloko (de audiófila nada, jeje). La pasé a mp3 a 160kbps y los platillos no sonaban igual que en el wav. Fui subiendo... 192kbps... 256kbps... 320kbps... seguía pasando lo mismo. Incluso después de haberme asegurado de quitar todas las restricciones de frecuencias que te permite aplicar la compresión mp3.
Se me ocurrió probar entonces con el formato OGG Vorbis. Ya la primera prueba a 160kbps me reveló que no solo los platillos no se estropeaban, sino que, en general, no era capaz de distinguir el archivo del wav original.
Por eso, pienso que el mp3, mas allá de 192kbps poco (o nada) mejora, ya que las deficiencias propias del sistema de compresión no le dejan ir mucho mas allá.