Iniciado por
Albert Dirac
Efectivamente, el tema de la eutanasia es muy delicado, y debe tratarse con el máximo rigor y respeto. Pero eso no indica que el Estado no deba legislar, simplemente que es muy importante asegurarse que la legislación es la apropiada.
Desde mi punto de vista, lo esencial es respetar la decisión de cada persona. En el caso mediático que salió en plena campaña, no tengo ninguna duda. La enferma ha tomado esa decisión, y el deber del estado es facilitar su fallecimiento: bien por negarse a ser tratado, y recibir sólo sedación y cuidados paliativos, bien por recibir un compuesto químico que le anestesie y provoque su muerte. Lógicamente, con las precauciones requeridas en cuanto a que deba hacer la solicitud y mantenerla durante un tiempo a considerar (¿meses?, ¿un año?), en el caso de necesitar ese compuesto, para que no se trate de una depresión temporal, y también respetando escrupulosamente el derecho de los médicos que así lo consideren, a la objeción de conciencia.
En el caso de personas que no puedan tomar ellas mismas la decisión, si han dejado escrito un documento tipo testamento vital, se debe proceder de forma idéntica, excepto que no es necesario el periodo de espera inicial.
Una vez traspasada esta frontera, yo creo que se debe actuar con mucha, muchisima prudencia. Para empezar, considero desacertado el concepto de "muerte digna", como si hubieran "muertes indignas" o muertes más dignas que otras. Todas las muertes son dignas, dignísimas, tanto las de quienes deciden que su vida no debe seguir, como las de los que prefieren apurar las suyas hasta que llega el inevitable final, o como las de quienes ven prolongada su existencia, sin poder tomar una decisión sobre ella.
Acabar con la vida de alguien que no ha dejado negro sobre blanco su voluntad de morir, incluso si así lo piden sus familiares (sí, por ejemplo, el garantizar que no haya sufrimiento, aunque eso acorte la vida)... Creo que es un paso muy difícil, y yo no estaría a favor de darlo, incluso con una recomendación favorable de un comité de bioetica, de un panel de médicos, o de un juez.