Pues simple y llanamente quizás la mejor película española de este año. Lo que da que pensar en que ni siquiera haya sido finalista entre las seleccionadas para representar al cine español en los próximos Oscars.
Toda una declaración de intenciones de lo que el cine español puede dar de sí, quizás el empujón que necesita para volver a llevar a una grupo de espectadores a las salas a reconciliarse con su cine.
Saluditos.