En estos días hay momentos en los que el silencio es estremecedor dentro y fuera de casa. Momentos buenos para escuchar música, aunque con la precaución, no siempre conseguida, de no subir en exceso el volumen para no delatarse ante el vecindario.

Me estaba acordando, de que mis vecinos tenían un perrito pequeño que se pasaba todo el día y parte de la noche ladrando, y que más de una vez me arruinó la calibración de Audyssey con sus inoportunos ladriditos....eso si que era contaminación acústica.

Saludetes