A continuación la traducción (mía) del principio del artículo:

Lo sepa o no, ese disco compacto que usted acaba de copiar a su reproductor MP3 está sólo parcialmente allí.

Con el CD de capa caída y los archivos de ordenador convirtiéndose en los medios primarios de oír música grabada, el de audio artificial de los MP3s se está convirtiéndo rápidamente en la principal manera en la que la gente escucha música. Apple ya ha vendido 100 millones de iPods, y más de mil millones de archivos MP3 son intercambiados cada mes por el Internet.

Pero la música contenida en estos archivos de ordenador representa menos del 10 por ciento de la información musical contenido en los CDs originales. En su viaje del CD al reproductor MP3, la música ha sido comprimida eliminando datos que el análisis informático juzga redundante, comprimido hacia abajo hasta que quepa por la tubería de Internet.

Cuando incluso los archivos completos en los CDs contienen menos de la mitad la información almacenada a discos duros en el estudio de grabación, éstos MP3s comprimidos representan una fracción minúscula de la grabación original. Para puristas, esto es la Alta Edad Media del sonido grabado.

"Puedes acostumbrarte a lo horrible", comenta el productor discográfico Phil Ramone. "Puedes llegar a no apreciar nada. Ya se ha hecho con la comida rápida".

Ramone, quien ha grabado a todo el mundo desde Frank Sinatra a los Rolling Stones, fue un prodigio musical que se graduó de Juilliard a los 16 años. Ganó el primero de sus nueve Grammys en 1965 por el álbum clásico "Getz/Gilberto". Y no es el único de los ingenieros de sonido de más alto nivel que están denunciando el estado actual del audio, aunque se haya gastado millones de dólares en la construcción de estudios de grabación digitales de última generación.

"Estamos bastante contentos con lo que generamos", dice el ingeniero de sonido Al Schmitt, ganador de 15 Grammys por discos de artistas desde Henry Mancini a Diana Krall. "Lo que ocurre después, es algo sobre lo que no tenemos control".

Estos profesionales de los estudios de grabación combinan su experiencia y una tecnología moderna y cara en sus trabajos; son escrupulosos y críticos. Luego escuchan su trabajo reproducido en un iPod a través de un par de auriculares de plástico. Pregúntadle a Ramone cómo se siente escuchar su trabajo en MP3s, y no se corta.

"Es doloroso", señala.

Los MP3s han ganado la guerra de los formatos por la tecnología, no por su calidad de sonido. "Es como escuchar a través de una puerta enmallada", dice el neuro científico Daniel Levitin de la Universidad de McGill, autor de "This Is Your Brain on Music" (Este es Tu Cerebro bajo el efecto de la Música). "Hay líneas entre mi y lo que quiero ver".


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