mundo audiofilo,verdad o mentira.

Iniciado por raul_cegarra

[...]pero el que se gasta 30.000-40.000-50.000€ o más, ese sabe perfectamente lo que quiere...exclusividad, y lo demás se la resbala, que sea triste tal vez, pero es así.[...]

Pero, como :

Iniciado por raul_cegarra

[...]Lo que no creo es que existan en este mundo las verdades absolutas[...]

Cabe pensar que eso que dices tampoco sea una verdad absoluta, y cabe incluso pensar que la cosa sea justo al revés de como lo dices en el sentido de que la presunta “libertad” del que elige High-End sea en realidad una incómoda esclavitud y una penosa servidumbre a las convenciones sociales.

El que se compra un Ferrari va marcando estatus de clase con sólo dejarlo aparcado en la calle, lo mismo el que se compra un Rolex: va diciendo quién es con solo estirar el brazo para mirar la hora, etc… pero el “Exclusivista” High-Ender depende constantemente de ese acto de comunicación social que es el boca a boca para justificar el desembolso.

La música por sí sola no es excusa suficiente para gastarse 30.000-40.000-50.000€ cuando de lo que se trata, por ejemplo, es de ir a vivir a una isla desierta cual Robinson, de manera que está obligado a hacer permanentes ejercicios de autopromoción invitando a amigos a cenar a casa para, con la excusa del solomillo a la pimienta, enseñar el nuevo juguete, abriendo hilos en los foros para suscitar la envidia del personal, etc….

La “libertad” del que elige incrementar su grado de libertad de movimiento encadenándose de pies y manos a una farola es una libertad ciertamente dudosa.

En eso se sostental la "opulencia"

La gente que compra bienes de cierto nivel, su objetivo principal es mostrarlos, de vivir en una isla desierta sin nadie absolutamente nadie a quien mostrarlo, no tendría sentido su compra.

El ser humano es así ... bueno somos así, yo me incluyo

Iniciado por ManuelBC

El ser humano es así ... bueno somos así, yo me incluyo

Convendría no generalizar !

Iniciado por Ma non Trippi

Convendría no generalizar !

Siempre hay excepciones