Por Diosssssssss!

Deja el niño en una cesta en la puerta de un convento. Divórciate, lo que sea, pero no te deshagas de esas dos joyas.

Lo del hacer algo de brico, incluido sujetar con algún cable tensor a la pared, parece una buena solución.

Disfruta de la paternidad, pero no renuncies a tus aficiones y a lo que eres. Modifica para adaptarlas a la nueva situación.

Y tu hijo agradecerá en un futuro haber escuchado la música en unas L'Orfeo y no en unas "cajitas".