Un amigo a otro:
- Tengo un cocodrilo en casa que la chupa de puta madre.
- ¡Venga ya!, no me lo creo.
- Vamos a mi casa que te lo demuestro.
Llegan a la casa y le dice el primero al cocodrilo:
- Cocodrilo, ¡chupa!.
Y el cocodrilo chupando, y cada vez que dejaba de chupar, le daba unos zapatillazos impresionantes. Entonces le dice al amigo:
- ¿Qué?, ¿tú también quieres probar?.
- Vale, pero a mí no me des con la zapatilla que eso tiene que doler.