Buenos días Cañoncito.
Tal vez estemos todos muy susceptibles. Con la conclusión a la que te refieres, sólo trato de poner de manifiesto cómo en ocasiones hacemos un uso perverso de la libertad de expresión.
Para mí, un ejemplo a seguir sería sin duda Nelson Mandela. No saques de contexto mis palabras con respecto a Arnaldo Otegui. Reconocer la labor de este último dentro de la izquierda abertzale para convencerlos de que la lucha armada no lleva a ningún lugar, no es idealizar ni idolatrar su figura. Y por supuesto tampoco significa que comparta sus ideas.