¿Soy el único que ha notado un cambio drástico en Pablo Iglesias?
Desde el día siguiente a las elecciones parece que se le ha acabado la gasolina, está sin energía, habla con lentitud, se le aprecian ojeras, e incluso ha engordado algún kilo. Me he dado cuenta en todas sus intervenciones.
No estoy hablando de nada truculento, ni de sustancias, ni nada por el estilo. Pero parece que hasta el día de las elecciones estaba hasta arriba de jalea real, y ahora se ha desinflado, que es algo por otro lado que estaría dentro de lo normal.