Cuando el periodismo se acojona delante de estos usurpadores del oficio ... construye allí su pasatiempo favorito: el juego delictivo del insulto, donde prevalece y se premia la discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social, como pueden ser la orientación sexual, la fe o falta de ella, la ideología, la gestación, la edad, el nombre o el apellido.
Dices

Lo que jode, es que haya alguien que te diga que eres un miserable por eso, te saque a relucir tus miserias y tus vergüenzas y, lo peor, es que encima tenga razón .
que es lo único que viene al hilo.

A mi me divierte que le pregunte a Soraya 'si ha conocido hombre' porque siendo del PP no es de su agrado. Y esa es su vela.
Cuando busque sus vergüenzas y sus miserias como de tantos ha hecho, lo de menos será si llevaba tanga o si fue del PSOE o maoísta cuando era pequeña.
Esas miserias de las que tanto hace uso no son argumento ni razón para nada más que injuriar y desacreditar según el interés del momento.

¿Qué conclusiones más reseñables habéis obtenido?
De las claves del magacine por ejemplo, la figura que representa el conductor, quien le inflige su personalidad. No se han tenido en cuenta las audiencias. Los programas, los contenidos son calcos de una emisora a otra, excepto por la figura de ese personaje. Pero el formato si es igual. Y el peso ideológico de los grupos propietarios prevalece sobre la información.

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¿Cómo valoras el panorama radiofónico nacional? ¿Qué tipo de periodismo se practica?
Se trata de un periodismo intoxicado por la opinión. El oyente ya no se puede enfrentar a la radio de un modo aséptico. Nunca se ha podido, en realidad no se puede, pero ahora cada vez menos. Por la pertenencia de los medios a los distintos grupos empresariales que cada vez ejercen más presión. Lo que sucede es que la radio que tenemos hoy día es una radio de extremos. No hay posiciones neutras.
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Mario Alcudia (Universidad CEU San Pablo)
Además de los intereses económicos personales y afines, están los políticos por quien considera dignos de ser apoyados.
Todos los demás entran en el saco que sólo los jueces pueden abrir y airear cuando la mierda rebosa.

Y en ello están.
Considerando 'el juego delictivo del insulto'.