Entre emocionarme al oir el himno con F. Alonso o con la selección de waterpolo a hacerlo en un acto de partido hay un un abismo.
Son los 180.000 que van a las mismas manifestaciones, con o sin gallina, a aplaudir a los mismos digan lo que digan.
Compararlo con el clamor contra la guerra de Irak -880.000 sólo en Madrid- es otra más del mismo bando cuya opinión, usada así, no comparto.
Su uso -bandera e himno- no dan más razón a quien las usa.
Aunque los necesiten para darse razón...
Un saludo.