Es que ésa es mi segunda parte, porque en contra de lo que parece, hoy es más fácil comprar una vivienda que en 1992 para un chaval de 23 años, pero lo más cómodo es decir que no, que es mentira y que es inaccesible.

Lo que no se puede pretender es que de la noche a la mañana y al inicio de nuestra vida laboral (que no ha habido tiempo para el ahorro) queramos coche y no malo, casa, amueblamiento de la misma, plaza de garaje, vacaciones, plasma, DVD, mircoondas, equipo 5.1 y colchón de latex . Pero, ¿cómo hemos empezado nosotros? ¿y nuestros padres? ¿es que no nos acordamos de eso?

Un ejemplo : en 1990, una casa que hoy vale 40.000.000 pts podía valer unos 18.000.000 pts entonces. Hoy, podemos pedir hipotecas a 30 años a pongamos un tipo de interés dell 4% . Eso da una cuota mensual de casi 215.000 pts y te pueden dar perfectamente el valor total de la vivienda . En 1991, un tipo habitual era el 14,5 %y raro era que te lo diesen a más de 12 años y más raro aún que te dieran más del 75% del valor de tasación, por lo que nos queda una cuota mensual de unas 261.000 pts .

Evidentemente, los salarios del que empezaba (si conseguía empleo, claro, que eso era otra) en 1990 no son los de hoy pero muchos nos metimos en nuestra primera casa privándonos de muchas cosas y trabajando como leones .

No se puede ni se debe pasar de 0 a 10 de golpe, pero de cero a 2 o a 3 sí y dar tiempo al tiempo, porque se supone que con ganas de trabajar, uno va a tirar hacia delante, no hacia atrás. Las posibilidades de financiación que hoy ofrecen las entidades de crédito no se parecen en nada ni por asomo a las de hace 15 años e insisto, lo difícil es empezar de cero con la misma calidad de vida que se tiene en casa de nuestros padres, salvo la independencia que se obtiene, que no es poco . Pero esa calidad de vida a la que han llegado nuestros padres y que nos gustaría igualar o superar, les ha costado muchos años conseguirla .

Lo que quiero transmitir es un mensaje de ilusión y esperanza para los más jóvenes y no que se conformen con una situación en la que creen que no hay salida, porque la hay, aunque quizá su primera vivienda no sea en el lugar que les gustaría ni desde luego la definitiva. Ese no ha sido mi caso, desde luego.

Un saludo .