Sin querer dar ni quitar razones, la cuestión de la hipotética colonización de Marte se lleva hablando décadas, algo que como todos sabemos no es baladí. No es como conquistar América. Allí si las cosas no iban bien no corrías el riesgo de morir asfixiado por falta de oxigeno.

Se habla de que una vez lleguemos a Marte, dentro de una idealizada idea de colonización que incluso se puede llegar a terraformar el planeta.

El asunto es harto complicado. Para intentar implantar algún día una colonia en Marte y conseguir que llegue a ser autosuficiente para empezar hay que resolver problemas técnicos que a día de hoy no están resueltos.

En cuanto a terraformar el planeta, aunque es objeto de los sueños de muchos escritores y científicos, a mi modo de ver adolece de un importante problema de base.

Imaginemos que una vez resueltos todos los problemas para mantenimiento y supervivencia de una colonia, también se ha resuelto el problema industrial para la generación en el planeta de los gases que precisa su atmosfera para llegar a ser habitable.

Aún así habría un importante problema que no tiene solución. Marte es un planeta geológicamente muerto y no tiene un núcleo de hierro fundido girando en su centro que produzca algo tan imprescindible como es un campo magnético alrededor del planeta.

Una de las razones por la existe la vida en la Tierra es por la existencia de su campo magnético. Sin el, el viento solar arrastraría y haría desaparecer la atmosfera del planeta, como le ocurrió a Marte.

Además recordemos que el campo magnético de la Tierra es el escudo que impide que la vida se achicharre bajo la radiación solar. Es decir un colono de Marte, como vemos en las películas paseando por la superficie no seria precisamente lo habitual, ya que tendrían que estar confinados a vivir bajo tierra para protegerse de la radiación, ya que vivir en la superficie seria hacer oposiciones a morir de cáncer en poco tiempo.

Lo se, tengo la costumbre de hacer de abogado del diablo, pero soy pragmático, y aunque me encanta el cine y la literatura de ciencia ficción, y me gusta soñar como a todo el mundo, pero tenemos que ser conscientes de las muchas limitaciones que al menos a día de hoy todavía existen.

Saludetes.