La Iglesia es una organización (no me acaba de gustar el adjetivo, pero lo es) demasiado grande y extensa como para juzgar el todo por la parte, tanto la parte buena como la parte mala.
Y ciertamente su labor social es innegable a nivel de voluntariado, de formación, de educación, de atención a los heridos y enfermos en todos los escenarios, y en el del Congo también (o más) por lo inestable de la situación y lo poco que vale la vida por aquellos lares. Pero tampoco hace falta irse tan lejos para comprobar sus beneficiosas actividades.
Hacer lo que (casi) nadie quiere hacer a sueldo sin pedir nada a cambio no tiene tacha posible.
Lógicamente no todo el monte es orégano, pero ninguna organización de cualquier tipo, a ese nivel, se mantiene impoluta, sobretodo cuando se sube de la base hacia los dirigentes... al fin y al cabo todos somos humanos.
El conflicto en sí se me escapa... pareciera que hay zonas donde la guerra es una enfermedad endémica. Y por si fuera poco, los que eligen pasar página y empezar una nueva vida dejando atrás África (con todo lo que significa), se encuentran no pocas veces con el infierno a las puertas de lo que creen el paraíso... y más si son mujeres.
El baile de dictadores títeres, aúpados desde que son pandilleros segun el flujo de las armas que les llegan, no cesa.
Y áfrica es rica... inmensamente rica. De ahí parte de su desgracia, creo.