y lo que antes permitia a la gente sin recursos poder aspirar a un nivel de vida superior estudiando y aprovando una carrera se ha transformado en un regreso al pasado. Ahora los pobres son licenciados pobres, o sea, que al pobre se le llama Don pobre. La poca exigencia academica iguala a los buenos estudiantes con los malos y en igualdad de condiciones vuelven a ser la gente con recursos o contactos los que copan los puestos de trabajo interessantes. Viva la igualdad mal entendida típica de la izquierda demagoga.