Precisamente ahí radica una parte del sentido de toda ley.

Es una norma a seguir.
Cada cual la considera y valora el riesgo de no cumplirla.

Puedo no aceptarla -por injusta o desmesurada- pero no es de recibo hacerme la víctima si me pillan.

En este caso la injusticia cae sobre el usuario que ve como que quien reclama sus 'derechos' y el legislador son incapaces de atajar una práctica, digamos, abusiva.

Sería como pagar canón en los cuchillos o los plátanos por los gastos de seguridad y sanidad que puedan comportar.
Si no puedo evitarlo, lo doy por hecho y pasen por caja.

Y como paso por caja, puedo copiar; pero no porque la ley lo prohibe y me puede multar y encerrar. Entonces por que pagar ...

Supongo que el tema está ya muy manido y acaba por ser una decisión personal.

Un saludo.