en cuanto a la confusión, estoy de acuerdo, en cuanto a la lucidez ministerial, no tanto
la situación presente me recuerda y mucho a la suscitada tras el tratado de tordesillas (españa y portugal se repartieron el mundo con la aquiescencia vaticana); el resto de potencias emergentes, especialmente la inglesa, apartadas del negocio, se decidieron por la piratería
no es preciso decir aquí quién, armadas invencibles y otras mamarrachadas posteriores mediante, acabó desarrollando la marina mercante más potente del mundo
no se pudieron poner puertas al mar entonces, y no se podrá ahora: el modelo de negocio debe ser abierto a todos los actuantes y atendiendo a las nuevas condiciones que intervienen en el mercado
y eso va a ocurrir con ley, sin ella o contra ella