Creo que el debate entre lo público o lo privado, que si es mejor o peor, que si es competitivo o deficitario nos aleja de lo verdaderamente importante.
No olvidemos que, en los países desarrollados y democráticos (como se supone que es el nuestro), servicios como la sanidad, educación, o energía, son derechos constitucionales, y como tales, el Estado tiene la obligación de garantizarlos (el dinero de nuestros impuestos es para eso, y no para guardarlo en cuentas privadas en Suiza). A partir de ahí, los ciudadanos tenemos derecho a escoger entre lo público y lo privado. Si la sanidad, por ejemplo, estuviera enfocada como un negocio por el propio Estado, es evidente que no se habrían destinado tantos recursos técnicos y humanos para prolongar la vida de mi madre y mejorar su calidad hasta hace pocos meses. No estoy en contra de lo privado, estoy en contra de las políticas que priorizan el sector privado en detrimento del sector público, como ha venido haciendo el Partido Popular en estos últimos años en nuestro país.
Saludos.