Me levanté con el huevo izquierdo ligeramente más presionado que el hermano semi-gemelo, por lo que quizá edite en un futuro cercano lo siguiente.
A ver, ¿soy un pirata si me descargo un dvd ripeado de la mula? La respuesta es NO, al menos no el tipo de pirata, asesino a sueldo maloliente o terrorista islámico que quieren vender en ese bonito anuncio/intro/amenaza (o en el precario "12 meses, 12 causas" que nos regaló Tele5 el pasado año, anuncio al que daban ganas, directamente, de escupir) que veo que nos gusta a todos por igual. Me convertiría en Jack Sparrow si el uso que doy al software libre redunde en un beneficio propio de cualquier tipo, cosa que (hablo por mí) no es así.
Podré parecer un capullo idealista, pero que lance la primera piedra quien no tenga un antivirus, SO, herramientas ofimáticas, programas de copia (uy, cuidado con éstos, que provienen del maligno) y demás familiares sin procedencia plastificada. O un disco grabado que se haya dejado o nos lo haya dejado flagrantemente un amigo... vamos, ¡al calabozo con él! ¿qué digo "él"? ¡con toda su familia!
Creo que ya está bien de meter en un saco la pirateria profesional y que sí creo que sea dañina y la llevada a cabo por todos (sí, todos, que aquí me pongo serio y no me cabe en el futbolín a la Madre Teresa), que tienen tanto que ver entre sí como el tocino con la velocidad.
¡Que arda en el infierno quien alguna vez grabó un cassette!... y el cielo conoció, de repente, "la nada".
De parte de uno que tiene muchos CDs y DVDs originales, pero sobre todo "pirateados" (o "copias de seguridad de procedencia dudosa").