Este es el principal inconveniente de estas fuentes de energía alternativas, su disponiblidad. Desgraciadamente, no siempre hace aire o sol cuando queremos o lo necesitamos y, por el contrario, cuando sopla con fuerza el aire es posible que sea de noche y, curiosamente, haya que parar todos los molinos de un parque eólico por aquello de que la electricidad no se puede almacenar y en ese momento no hay demanda.
Lo que quiero decir con esto es que el porcentaje que se le puede asignar a este tipo de fuentes dentro de la producción de energía de un país actualmente está limitado a un 33% y, como mucho, llegará al 50%, nunca más (lo que no impide que puntualmente se pueda superar esa cifra por circunstancias de la distribución). De momento dependemos de fuentes de energía que puedan responder con la demanda, tanto en un sentido como en otro.