Lo del golpe de Estado es tan evidente, que no merece la pena ni mencionarlo otra vez.
Intentar que las legislaturas republicanas traten de subvertir la voluntad popular, ¿qué otro nombre merece?.
En cuanto a que no se apoya a Trump, pues hay que reconocer que ha dolido bastante su clara derrota, especialmente entre quienes, al parecer, menos le apoyan.
La sociedad americana, como otras muchas en estos tiempos, está muy polarizada. Para ello hay razones profundas, que no se eliminan ni en cuatro años, ni en un cambio de presidente. Y razones contingentes, más a corto plazo. En este último terreno, el político que más ha dividido, que más ha instigado esa polarización, es sin duda el señor Trump.
El señor Biden, al que se le puede acusar de muchos defectos, pero entre ellos no está el de sectario, no se autoproclamó vencedor. Le proclamaron los medios de comunicación, como se ha hecho en Estados Unidos desde hace décadas. Y le confirmará oficialmente el colegio de electores, y el Congreso.
El que se autoproclamó vencedor, de forma totalmente falsa y ladina, fue otro candidato.