Los datos económicos son claros, occidente depende de extorsionar al resto del mundo para ser viable. Putin, acertó de pleno, sabía que sin energía barata, el castillo de naipes occidental se derrumbaría.
Sabía que apuntalando su moneda con oro y aceptando las monedas de otros países, el poder del dólar se tambalearía.
También sabía que jamás podría ganar la guerra propagandística pero que pasado el tiempo suficiente, no importaría porque caería por sí misma, como el proverbial gigante de pies de barro, mientras la cigarra occidental tocaba la guitarra.
Rusia y China se prepararon y ahora el invierno ha llegado. Rusia ya ha demostrado que puede soportar la acometida híbrida de occidente y en cualquier caso con el apoyo de China, difícilmente podría zozobrar.
En lo que respecta a occidente ahora viene un plato de mal gusto ¿Cómo podrán los políticos occidentales convencer a sus gentes de que la fiesta terminó? Y que ahora van a ser como los chinos o los rusos, es decir
¿Cómo se va a encajar el golpe de ver desaparecer el estilo de vida americano o Estado de
bienestar?
Pero hay más, el proyecto civilizatorio occidental se cae a pedazos y como decía Aristóteles, este Cosmos tiene horror vacui, no acepta el vacío ¿Cómo se llenará el vacío del declinante papel occidental?
Una de las cosas que más llama la atención del ambiente político del occidente colectivo, es la falta de
alternativa, aquellos que se presentan en sí mismos como alternativas, son incapaces de diferenciarse del rival en cosas que vayan más allá de unos clichés rancios que ya nadie se cree, los puntos centrales de sus políticas son exactamente los mismos y lo que es peor, ya han fracasado