Sí, efectivamente se está haciendo fatal... Ola tras ola... No aprendemos.

Es cierto que el peligro ahora no está en la saturación de la atención sanitaria. Tampoco en la mortalidad según parece. Pero se nos olvida que hay un enorme peligro con el aumento de los contagios y es que al virus le estamos dando muchas posibilidades de mutar y convertirse en una auténtica pesadilla.

A base de mutaciones puede que acabe generándose una cepa que resista las vacunas. No es muy probable pero mejor no tentar a la suerte y cortar los contagios al máximo, disminuir al máximo su multiplicación.

Tampoco hay que olvidar que las vacunas actuales no parecen ser esterilizantes, es decir, que no van a evitar contagios, con lo cual los vacunados aunque no se morirán, podrán contribuir a la expansión y por tanto también a la aparición de mutaciones.

Si creemos que la variante delta es mala, mejor que no sepamos lo que puede hacer una variante mala de verdad.

En una situación como la actual, ser indulgentes y pusilánimes con los irresponsables puede salirnos muy caro.

A pesar de todo quiero pensar en positivo y personalmente no es mi deseo convivir con el virus sino erradicarlo. Estamos en el camino y será largo. Vendrán las vacunas esterilizantes y volveremos a empezar, aunque seguro que no con tanta prisa. Tardaremos años y seguirán las campañas de vacunación a lo largo de todo el planeta.

Mientras todo eso sucede, aún no es momento de bajar la guardia. El virus no descansa. El virus se va a la playa, al restaurante, al botellón... Está con nosotros y su existencia depende de lo que nosotros hagamos...