Si, es un tema fascinante los cambios de gustos musicales en el tiempo pero mi mensaje no iba en esa dirección. Desde la invención del soporte físico en sus diversas encarnaciones se conformó un modelo de negocio discográfico que siempre ha mantenido con sus múltiples transformaciones y evoluciones un hilo conductor común basado en la venta de un producto físico que sufragaba una serie de costes industriales (producción, estudios de grabación, instrumentos y giras) comerciales (promoción, diseño de producto, publicidad, etc.) y otros de tipo legal como los derechos de propiedad, registros editoriales, etc.), búsqueda y lanzamiento de nuevos talentos, por no hablar de otros más vaporosos para garantizar el bienestar de los artistas como sustancias psicotrópicas, vehículos molones y trajes con mucha brillantina, por citar los más confesables.
La ruptura del modelo vino con Napster e Internet (es decir, la irrupción de nuevas tecnologías), donde más que reemplazar un modelo de negocio por otro lo que sucedió es una destrucción del negocio. La gente decidió que no era necesario pagar por derechos de autor, ni los gastos derivados de la producción, grabación ni emisión de la música. La situación presente es que existe una cantidad ingente de registros musicales y grabaciones que son los que están en manos de las compañías discográficas que les permiten más o menos mantener una actividad mínima, pero el fomento de los nuevos talentos ha quedado reducido a la mínima expresión. De hecho en la música pop actual solo ganan dinero los grupos tradicionales (Geronto Rock !!!) que traían a sus espaldas una carrera consolidada y que sus giras son económicamente grandiosas.
El principal problema vino por la ausencia de un modelo alternativo que permitiera sustituir lo viejo con lo nuevo, es que no había nada. Al final como ha sucedido con tantas industrias (prensa y revista, cinematográfica, discográfica, etc.) los únicos que ganan dinero son los monstruos ya conocidos (los Google, Spotify, YouTube, etc...) pero que no aportan ningún valor industrial ni artìstico a la industria musical. Donde el asunto es dramático no es en los artistas consagrados y la música que ya ha sido grabada sino en el descubrimiento y lanzamiento de nuevas propuestas. Música hay en toneladas industriales y si tu interés está en lo ya grabado no hay nada que temer, pero si piensas que la música popular tal y como se entiende hoy en día depende de nuevos talentos la situación se ha empobrecido radicalmente. Todo eso de YouTube o de que los costes de producción se han reducido hasta límites insospechados es cierto, pero quien piense que el público puede tener su acceso a un artista determinado sin una labor empresarial detrás creo sinceramente que no sabe de lo que habla. Se requiere de un proceso de filtrado enorme para seleccionar el talento y las propuestas más avezadas; compañías, prensa especializada, medios de difusión, etc... Nadie llega a una propuesta determinada sin una ingente maquinaría empresarial detrás.
Es evidente que hablo en términos muy generales que son los relevantes para este tema, claro que habrá nuevos talentos descomunales que tendrán éxito pero eso no tiene nada que ver con una industria especializada que aporte una dosis de profesionalidad al producto.
Saludos