Iniciado por
Albert Dirac
En ese terreno, me permito recomendar la genial película de 1949, "Pasaporte a Pimlico".
Comentando el asunto de la independencia escocesa con un amigo independentista escocés (antes del Brexit y la salida de la UE), yo le preguntaba para que querían ser independientes, si el objetivo final era usar su lengua gaélica en la escuela, o promover el uso del kilt en Glasgow, o extender la implantación de los deportes tradicionales escoceses... pero su respuesta fue muy clara: 'para construir nuestro propio Estado, que nos permita liberarnos de las decisiones tomadas en Londres, sobre problemas ingleses, con parámetros ingleses y soluciones inglesas. Antes compartíamos un Imperio, y la Unión era un win-win para ingleses y escoceses. Ahora los ingleses son una rémora para los escoceses. Queremos ser independientes para ser más libres, más prósperos, más imbricados en el mundo, y no encerrarnos en una isla en el norte de Europa'.
Lógicamente, esos objetivos se pueden compartir, o no. Se pueden conseguir, o no. Pero a mí no me parece que sean "tópicos difusos, confusos y temblorosos".
Es más, si yo fuera escocés, y tras la salida del Reino Unido de la UE, si hubiera un nuevo reférendum de independencia votaría "yes".
Al final, cada caso concreto es diferente, y las leyes de cada país son también diferentes. En el Reino Unido, lo que aprueba el Parlamento y firma la Reina, es ley. Así que el asunto escocés se puede solucionar con uno, o varios, reférendums si hay un acuerdo político.
En España, tenemos una Constitución en vigor..Hacer un reférendum decisorio sobre la independencia de Cataluña no está amparado por la Constitución. Por lo tanto, tenemos que buscar otras soluciones. Una de ellas, sería obviamente cambiar la Constitución. Aunque se precisan mayorías muy amplias. Dentro de la Constitución, sin embargo, hay un amplio espacio para un acuerdo, desde mi punto de vista. Los nacionalistas catalanes deben renunciar a esa ensoñación de la independencia unilateral, que en la práctica significa declarar una guerra (y ganarla), y volver al respeto a la Ley, a la senda constitucional.
Los indultos pueden ser el primer paso en ese camino que lleva de un proyecto político nefasto para Cataluña y para toda España, a acabar encontrando un entendimiento que nos valga para los próximos veinte o treinta años. Personalmente, lo veo poco probable. Creo que no se conseguirá nada relevante. Pero no voy a golpearme el pecho, ni poner una bandera española en mi balcón, ni a manifestarme en Colón. En parte de esos manifestantes de Colón (tampoco en todos, obviamente) sí que detecto ese nacionalismo español, que no tiene nada de constitucional, es antiguo, atávico, un monstruo esperando despertar... Y no me gusta nada. Juntado al otro nacionalismo que existe en Cataluña, y con el que comparte rasgos comunes, es un riesgo grave para la convivencia. Prefiero que nos equivoquemos con los indultos.