Que estos episodios de totalitarismo lingústico sean excepcionales, que tampoco digo yo que ocurra cada día ni a todas horas, no esta reñido, con el sano ejercicio de la crítica, está bien dar a conocer estos episodios por muy aislados que sean, a fin de que no se repita, a fin de concienciar en libertad, donde en una sociedad claramente bilingúe, cada individuo tenga garantizado el derecho y la libertad de poder estudiar o expresarse en el idioma que desee, si bien en este caso, a la pobre médica que solo sabe hablar castellano tampoco le quedaban opciones, traductores??, hace falta??.