Me ha parecido soberbia en todo sentido, tanto en música como en fotografía (los paisajes son hermosos), pero si hay un aspecto a desatacar en esta producción, es uno sobre los demás: La increiblemente extraordinaria actuación de Tom Cruise, aún no logro descifrar todos los sentimientos y emociones que encierra su mirada en esa tensa secuencia donde ofrece al emperador la espada de rodillas (no revelo más, pero poned atención a esta secuencia). No menos brillantes son sus aspectos técnicos, aunque he de decir que la historia en ningún momento dejó de sonarme a Bailando con Lobos.
Aún así, no hay duda que será de las grandes en el 2004.