Frenética, cañera y condenadamente entretenida. La mejor de la saga.

Quién iba a decir que lo que empezó siendo una especie de versión bastarda y más macarra de ‘Point Break’ (aka ‘Le llaman Bodhi’) se iba a convertir una de las sagas de acción más longevas y taquilleras de los últimos tiempos.

Asumiendo esto, uno sabe perfectamente lo que se va encontrar en ‘Fast & Furious 5′ y qué es lo que puede esperar de ella. Aquí no hay trampa ni cartón, y si alguien tienes dudas, el tráiler lo deja bien clarito: película palomitera con muchos tiros y explosiones, mucho machote y mucho coche a toda pastilla.

Cabe decir, no obstante, que con su predecesora hubo, en mi opinión, un ligero salto cualitativo que elevó un poquito el nivel respecto a las anteriores (cosa, por otra parte, nada difícil). Y se puede decir que esta vez lo han vuelto a conseguir (¿será porque Diesel está ejerciendo de productor?).

Eso sí, aquellos que se engancharon a la serie por las luces de neón, las llantas mastodónticas y los guardabarros imposibles, puede que queden decepcionados, porque aquí cada vez hay menos tunning.

En cambio, a los que sólo busquen un par de horas de diversión en las que devorar un buen bol de palomitas, debo decirles que están de enhorabuena, porque ‘Fast & Furious 5‘ cumple con su propósito, ni más ni menos. Y voy más lejos aún si afirmo que es, con diferencia, la mejor de la saga.

La película sigue haciendo honor a su título (rápido y furioso), y es que cuando los protagonistas se suben al volante de algún bólido se convierten en auténticas fieras sobre ruedas y son capaces de sembrar el caos allí por donde circulan.

Prueba de ello es la espectacular y destructiva persecución final por las calles de la ciudad. Todo lo que se encuentra a su alrededor (coches, árboles, farolas, transeúntes…) corre el peligro de acabar hecho trizas (una enorme y resistente caja fuerte tiene la culpa).

En ese aspecto, es importante resaltar que la dirección Lin es mucho más pulida, por lo que podemos hablar de secuencias de acción no solamente trepidantes sino también excelentemente orquestadas y ejecutadas (sin mareos excesivos).

Es de agradecer también que el uso del retoque digital en ellas sea el justo y necesario
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Además de generosas y espectaculares dosis de acción (persecución a pie por las favelas de Río, incluida), también tenemos un poco de humor, que siempre viene bien dejar algo de margen para soltar alguna broma, algún chascarrillo o la vacilada de turno.

Quizás lo malo es que esa cuota de humor está algo recargada. Con Tyrese Gibson y Ludacris por ahí sueltos, tenemos más que suficiente, así que el ‘duo sacapuntas’ formado por los reggetoneros Tego Calderón y Don Omar está de más (aparte de que hacen poca gracia, a veces ni se entiende lo que hablan).

Las mozas siguen teniendo un papel secundario frente al reparto masculino, aunque Brewster gana algo de protagonismo respecto a la cuarta.

La que está ahí para lucir palmito es -la escuálida -Gal Gadot, mientras que nuestra Elsa Pataky (la más buenorra de todas, y no lo digo porque sea española) se pasa la mayor parte del tiempo en uniforme y con cara de circunstancia (se nota que la chica se esfuerza incluso para un papel menor como éste, pero de donde no hay, no se puede sacar).

Otras ‘bellezas’ que se dejan ver en pantalla son un Chevrolet Corvette y un Ford Galaxie del 63, y un Ford GT 40. Una gozada para los amantes de los clásicos.

En definitiva… disfrutable cinta de acción al más puro estilo de los 90. Frenética, cañera y condenadamente entretenida. Recomendada tanto si eres fan de la saga como si no lo eres.

P.D.: No os marchéis de la sala nada más aparecer los créditos finales porque hay escena de regalo que ya nos dice por dónde van a ir los tiros en la sexta entrega. Sí, habrá sexta (siempre y cuando la taquilla responda bien).