A mi me gustó, lo pasé bien, aunque la historia está bastante manida, ya que hay otras películas con una temática parecida con un guión extraordinario, como "Cantando bajo la lluvia".
Pero hay que reconocer que la puesta en escena es muy acertada, que tiene ritmo y que cumple uno de los cánones del cine clásico que cada vez está más olvidado: contar las cosas sin necesidad de verbalizarlas. Y es que parece norma que ante la incapacidad de muchos directores actuales de mostrar lo que pasa, son los personajes los que nos lo han de contar con largos y (en la mayoría de casos) aburridos diálogos.
Hazanavicius hace un homenaje al cine clásico porque nos enseña cosas en vez de decírnoslas, más allá de blanco y negro.
Y eso hoy en día les parece sorprendente a muchos.
Por lo demás es una historia bastante trivial, intrepretada por grandísimos actores, entre los que destaca un sorprendente Jean Dujardin.