Muy buena película, sí, realmente buena. Fantástico George Clooney (para mí, claro candidato al Óscar, y ojalá se lo lleve), así como el ritmo que toma la historia. En ningún momento acelera, en ningún momento decae, pero te mantiene interesado de principio a fin. Una película de personas, de sentimientos, muy de verdad. El regusto que deja al final es lo que la define.
Y tenemos claramente ya reflejado el actor fetiche de Jason Reitman: el genial J.K. Simmons, que ha intervenido en sus tres películas como director (Gracias por fumar, Juno y ésta que comentamos).
No me importaría nada que este film triunfara en los Óscar. Cuanto menos, este año se asegura que lo luchará una gran película.