Un clásico de los clásicos. En los años de posguerra (1951) en Bayreuth uno de los directores más importantes de la historia - Wilhem Furtwängler - en un ambiente cargado de tensión y electrificado por múltiples razones dio lugar a uno de los discos en directo más señalados de la historia discográfica. En primer lugar Bayreuth tras siete años de silencio por la guerra donde no se realizó ninguna actuación inauguraba una nueva etapa y por otro lado la presencia de Karajan (el archienemigo declarado de Furtwängler) para grabar el ciclo de loa anillos de Wagner y Los Maestros Cantores de Nuremberg. La cosa es que una orquesta plagada de figuras y una línea de solistas vocales absolutamente excepcional (Orquesta y Coros del Bayereuth Festival) liderada por Elisabeth Schwarzkop realizaron una actuación radiada en vivo ofrecieron una de las versiones de referencia de la 9ª Sinfonía de Beethoven. Un coro embravecido que parece poseído por una pasión desbordante y una interpretación de esas que parece que anuncian el juicio final le hacen una de esas obras de obligada escucha. Solo escuchar el inicio del primer movimiento espeluzna y sacude hasta al más escéptico de los aficionados.
Furtwängler falleció en el 54 y solo tras su muerte se pudo lanzar el disco en diferentes versiones (vinilos dobles y triples). Se le ha sometido durante la historia a varios procesos de remasterización y depuración acústica hasta llegar a conseguir versiones más o menos decentes, aunque el sonido puede sonar algo “delgado” la grandeza de la interpretación transciende estos pequeñ0s inconvenientes. Yo tengo la versión remasterizada digitalmente en Abbey Road y me siento razonablemente feliz.
El disco naturalmente es en mono. ¿Nunca habéis pensado lo que nos hubiéramos ahorrado en equipos si no hubiéramos pasado del sonido monoaural?. Un solo altavoz y un solo canal para toda la electrónica.



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