Al margen de las cualidades artísticas de Suzanne (que en mi opinión son muchas), escucharla es un verdadero placer. Su cristalina pronunciación, su perfecta dicción, vocalización y la fluida elocución son de otro mundo, te transmite la sensación que podrías comprenderla aunque cantara en Arameo o Acadio.
Interesante ejercicio, tras escuchar a Suzanne pon un disco Neil Young o Dylan, si no percibes grandes diferencias en el estilo vocal quizás la música no sea el mejor hobby para tus sentidos.
Saludos