Aunque yo no pueda presumir de conocer la “ouvre” completa de Milli (y Vanilli) creo que al menos soy capaz de vislumbrar parte de su legado musical. La riqueza armónica, el avanzado empleo de escalas diatónicas, el uso sin precedentes de dos e incluso tres acordes… y sus composiciones llenas de esa sublime complejidad con esas letras que arrojan destellos de luz sobre las zonas más recónditas del alma.

Rob Pilatus y Fab Morvan son dos seres tan bonitos que hacen tambalearse las más sólidas convicciones heterosexuales y pueblan los sueños con imágenes épicas de gladiadores de piel tostada y ojos claros como amaneceres.

Pero hablando de fraudes no sé si te suena el de una pianista clásica británica llamada Joyce Hatto (y su marido). Deja a los Milli Vanilli a la altura de unas Pili y Mili .

Saludos