Bueno es que la maestría de Wilder consiste en hacer cómico el drama, lo que no resulta nada fácil. El reflejo de los personajes como el alcalde sin escrúpulos que quiere ejecutar cuanto antes al condenado para ganar las elecciones, el sheriff que emborracha al mensajero que lleva el indulto del gobernador para no perder votos, los periodistas que no quieren dejar escapar la noticia para vender periódicos ...
Es un retrato muy fiel de las sociedades modernas, donde el valor de la persona se desvanece en la medida en que no sirva para otros fines espúreos, normalmente intereses políticos. Y esto que se puede ver desde muchos puntos de vista, Wilder lo hace magistralmente como una suerte de humor negro.