La verdad es que no me puedo quejar. Cuando mi mujer y yo vimos los planos de la casa, mi cabeza ya empezó a barrenar en ese peazo salón y lo que podía hacer en él.
De momento empezaré a empaparme de vuestros conocimientos para acertar en el equipo que ponga.
Lo de la moqueta es literalmente inviable (ni me atrevo a comentarlo en casa). Mi mujer ya está bastante cabreada porque piensa que sólo me preocupo de esa parte de la casa y paso de los azulejos de los baños, etc. Lo cual es, para qué negarlo, cierto. Pero hay mucho que negociar. Así cuando a ella le gusta algo, estoy empezando a decir que a mi no para tener margen de negociación después con algo mío...
En fin, ya lo dijo el cura: el matrimonio es diálogo. Aunque quiso decir negociación, seguramente.