En casa usamos muchísimo los subtitulos. Te permiten mantener el volumen a niveles civilizados y saber lo que están diciendo, cosa nada fácil con muchas películas en que más que hablar, musitan o susurran los textos con un nivel bajísimo de audio. ¡Despues viene la publicidad!: atronadora y metida de golpe, sin la menor delicadeza ni respeto. ¡Qué burros son!