Cita Iniciado por kaos26 Ver mensaje
Mi experiencia no coincide con lo comentado, para mi, si esta muerta la proyeccion con los nuevos televisores cada vez mas grandes y mas economicos, soy instalador y se han quedado dos segmentos muy distintos.

En salas dedicadas donde queremos una gran diagonal de pantalla, la proyeccion sigue imbatible, unido que en este tipo de instalaciones el presupuesto siempre suele ser mayor.

En salones domesticos donde prima la relacion rendimiento/precio el cambio ha sido radical cada dia tenemos teles mas grandes y baratas, unido a una instalacion sencilla y no depender de la oscuridad total para percibir una imagen de calidad.

Solo les veo dos problemas, el primero es que o tienes un chalet o resulta muy complejo meter en un piso una tele de 116" a no ser que se con una grua , el segundo es que por muy bien que se vea una tele no me transmite la sensacion cine que si hace la proyeccion, si ademas cuentas con altavoces tras la pantalla, la sensacion es 100% cine.
Totalmente de acuerdo.
Pero en una sociedad que parece haber involucionado más que evolucionado lo sencillo y directo prima más que la excelencia. Pongo como ejemplo estos nuevos aparatos de audio con conexión bluetooth, muy molones y con luces led, y sonido mono, o estéreo proveniente... ¡del mismo lugar!. Entiendo que pueden ser cómodos... los conectas inalámbricamente y ya... todo sale del smartphone, pero es indiscutible que algo se ha perdido por el camino. Atrás parecen haberse quedado aquellos equipos estéreo de verdad que llamábamos Hi-Fi.
Sin ningún lugar de dudas la tecnología de los TV ha avanzado considerablemente. Pero hay algo en la proyección que no terminan de replicar. Esa sensación, como cuando te rodea la oscuridad y la imagen parece emerger de un lugar indeterminado, esa sensación que te envuelve. Esa sensación no la he conseguido replicar con ningún TV por mucha calidad que tenga. Si, tal vez mejores negros, y brillos cegadores. En cambio, la proyección me proporciona esa sensación física de irrealidad, esa sensación de inmersión cuando la oscuridad me rodea, o cuando la luz me inunda cegándome sin necesidad de bombardearme con 1000 nits.
Por eso sigo amando la proyección. Tal vez sea un romántico incurable que añora aquella época de cuando el cine era... otra cosa.