En Electrónica en general, y en Audio en particular, la ley de rendimientos decrecientes se aplica de forma implacable.

Las diferencias entre unas cajas de 4.000 Euros y otras de 40.000 Euros, instaladas en las mismas circunstancias de sala, resto de equipo, etc, serán sutiles, en el mejor de los casos. Otra cosa ya es la estética, el efecto placebo y la ostentación. Ojo, que son tres razones perfectamente válidas para comprar las de 40.000 y hasta las de 400.000 Euros.

Al final, a partir de cierto nivel de precios, sólo hay dos tipos de compradores: los que tienen dinero de sobra, y simplemente se lo gastan en un equipo de audio, en automóviles, en casas, en cuadros,... sin reparar en más, y los fanáticos del sonido, y para ellos es más una búsqueda interna, un proceso de refinación de sus sentidos (real o no, desde un punto de vista de la Acústica, eso es de lo menos), una aspiración de alcanzar un ideal,... En este segundo caso, aunque puede haber alguna persona concreta que pertenezca a ambos, no suele haber ni coches caros, ni botellas de champagnes de miles de Euros,... casi todo el dinero disponible se va a invertir en audiofilia.

Personalmente, ni soy multimillonario (por desgracia, claro), ni me obsesiono con la audiofilia... Soy mucho más melómano, y cinéfilo, que audiófilo.