....y bueno, como no podía ser de otra forma, ahora ya ha llegado la joya de la corona. El elemento que ha hecho que estas cajas vuelvan a sonar como lo hacían en los años '80 (y realmente me ha sorprendido mucho, mucho, lo que este ampli ha sacado de ellas)... y han sido varios años de búsqueda de la unidad adecuada (ya sabéis que estuve muy tentado de pillar uno por unos 500€ hace algunos años, pero la caja de madera no estaba en las mejores condiciones y me parecía mucho dinero para su estado).











Y hechas las presentaciones... joder! ostia puta! coño!.... perdón... perdón... es que sólo he probado las Canton Quinto 510 pequeñitas y aún no he podido desconectarlas, porque... pues vaya sorpresón, me ha dejado sin palabras. Estas cajas acaban de renacer. Así es como debían sonar en su día, allá por los '80, cuando se vendían nuevas y se podían acoplar a un Yamaha Natural Sound de estos.

La fuente, como estáis viendo es ese DAC preamp de válvulas de Aiyima, stremeando por BT, desde YouTube Music en el teléfono (en AptX)... vamos, que todavía no le he colocado ninguna fuente pata negra.

Como se puede ver por las fotos el Yamaha está simplemente increíble. Sólo podría estar mejor recién salido de fábrica. No tiene ni el típico polvo acumulado y pegado a los conectores RCA. Los terminales para altavoces están igualmente perfectos. La caja de madera no tiene apenas signos del paso del tiempo y ningún arañazo reseñable.

El frontal de aluminio cepillado tiene algún que otro rasguño muy leve, pero realmente te tienes que fijar mucho en directo para verlos (la cámara los muestra más de lo que al ojo humano son visibles). Los mandos, también de aluminio (nada de plástico simulando aluminio), tienen un tacto magnífico, con el típico clac-clac al accionarlos. Los VU-meters funcionan a la perfección, con su iluminación original plenamente operativa.

Los filtros funcionan todos sin menor signo de problema o defecto y el control de volumen, super suave, no tiene ningún carraspeo al accionarlo, ni en el mando, ni en los altavoces.

Sólo tiene 65W/ch@8Ohm, pero... señores, vaya 65W bien puestos! En las condiciones que he mencionado de reproducción, con el volumen BT en el teléfono al máximo y el volumen del DAC preamp a 65 (va de 0 a 99), si pasas el volumen en el ampli, lo más mínimo, de la mitad del dial, el sonido es apabullante. Nadie necesita más volumen que eso en una sala de unos 30 m2.

Pongo algunos datos, para los fanáticos de las especificaciones:



... pero, al margen de los fríos datos, sólo puedo deciros que, de verdad, han dado a las cajitas Canton Quinto 510 una vida espectacular. He tenido que bajarles los graves (con los controles de tono del propio Yamaha), que era una cosa que, con los amplis clase D probados hasta ahora, había notado que las Quinto flaqueaban un poco. No es que no tuvieran graves, pero es verdad que con los clase D se les echaba de menos un poco más de pegada (siempre les solía ajustar el bass a +2dB). Con el CA-810 son otro mundo, pero literalmente otro mundo.

Y ¿por arriba y la zona media? pues excelentes, sin más. La zona media y media-alta son el punto fuerte de las Quinto, con mucha nitidez y separación (no son tan brillantes como las Ergo 32DC con su tweeter metálico), pero son más sedosas y escuchables en largas tiradas. Con el Yamaha CA-810 y su Natural Sound no han hecho más que mejorar también en esta banda. Diría que se han hecho más claras incluso, sin brillar en exceso, pero con un punto más de lo que daban antes (aunque aquí la diferencia no es tan notoria como en la zona baja).

Mira que sabían hacer bien las cosas la gente de Hamamatsu. Un aparato de finales de los '70, combinado con unas cajitas de mediados de los '80, en pleno 2024 y desempeñando de esta forma tan rotunda y llena (casi 50 años después). Esta combinación es, para mi, un end-game stereo setup... hasta que le enchufe las más grandotas Karat 300, con su enorme woofer... a ver qué pasa