SOBRE LA TABLILLA LLAMADA VISA

El artista Doménicous Peccipópulos ha pintado un lienzo ál óleo que la describe perfectamente:


Es como una cartulina o tablilla tallada al modo de los jeroglíficos egipcios o sumerios pero no es de piedra ni madera ni de tela ni de papel, como pudiera suponerse, sino de un raro material que mis alquimistas están estudiando, porque aunque vuesas mercedes lo puedan doblar con facilidad se necesita un esfuerzo descomunal para rompella y uno debe de precisar de su gumía o de unas tijeras para hacello o quemarla con la yesca y pedernal pero he deciros que en tal caso suelta unas pestes espeluznantes .

Pues en dotros territorios la emplean por doquier tanto en posadas como en mercados e incluso he de interrogar a la bruja Rustika porque han llegado a mis oídos que mesnadas de gente la usan para pagar los servicios carnales en las casas de meretrices sin portar moneda alguna .

Deduzco dello que debe de tener algún encantamiento, pues yo mismo fui testigo que en una posada por el solo hecho de presentalla al posadero, éste llevásela y volvía al rato satisfecho dándose por pagado con el solo requerimiento duna firma de su propietario .

Asina que, yendo de incógnito, fice yo lo mismo en una posada y dele un bello retrato mío . Pero el posadero, en vez de irse y volver al rato con un papiro para que yo firmarse, devolvióme complacido mi retrato, de modo que decidí firmar yo en él .

Y hete aquí que el posadero, no sólo no vióse complacido y pagado por mi, sino que procedió a proferir una caterva de gritos para posteriormente, pillándome a traición, procedió en compañía de sus lacayos y siervos a darme una manta de palos que ni debajo de la mesa pude esquivallos y como iba sin espada hube de defenderme con el taburete de tal guisa que lióse allí tal pelea que prestamente acudió la Santa Hermandad que por aquí llaman Guardia Civil, ocasión que aproveché para poner los pies en polvorosa para que no fuese reconocido .

Sin duda se trata que dicha tablilla debe de poseer un poder de encantamiento que desconozco, pero sí pude observar que aunque no parece valer ni una higa, mucho debe de ser el influjo que da a sus poseedores, ya que, cierto día, paseando oí unos aterradores gritos como si fuese despellajada viva por lo que acudí presto en socorro de la dama que gritaba .

Lo que allí aconteció fue que dunos malandrines le habían arrebatado la dichosa tablilla por la fuerza y no que la hubiesen sometido a tormento, pese a lo cual profería gritos de socorro y MI VISA, MI VISA .

Pero mi labor de socorro y persecución de dichos malandrines, pertenece a dotra fermosa historia .

Hala, ya me callo