Las primeras "barras" lanzadas por Yamaha, hace unos pocos años y el resto de marcas despues, no daban un mínimo de calidad en relación a su precio de entonces, igual que ahora también las hay bastante malas aunque baratas y no muy recomendables.
Aparte está el tema de los vatios, un mundo donde el marketing hace su Agosto. Para la mayoría de nosotros, en domicilios con salones pequeños, multiusos, parentela circunlando, vecinos atentos y alto porcentaje de
WAT, un equipo para homecinema con altavoces pequeños es lo habitual, para ellos la potencia de los AVR de inicio de gama es la suficiente, la mayoría no pasan de 60w RMS estéreo y no llegan a 30 en multicanal.
Si pasas a un siguiente nivel, con altavoces más áptos para la reproducción musical, por tanto mejores también en homecinema, los requerimientos de potencia probablemente pueden llegar a ser esos cerca de 100w en estéreo, y unos 50 en multicanal, no porque lo vayamos a usar de manera contínua sino porque se precisan puntualmente para obtener la sensación de los cambios dinámicos que esos altavoces ya son capaces de proporcionar pues mueven más aire, o lo que es lo mísmo, dan más presión sonora que sus hermanos menores. Ahí todo dependerá de la sensibilidad de ellos y de las distancias de escucha.
Ahora, con esta barra, y alguna otra equivalente, estamos en un punto justo para aquellos que no teniendo mucho sitio, no precisando volúmenes altos mantenidos, usando el equipo principalmente para homecinema y música sin infulas audiófilas, obtienen lo que buscan por un precio justo, cargado de conexiones y decos actualizados, y completado con un sintonizador. Por ello el éxito y el contraste con lo que hasta ahora se ha ido opinando sobre ellas.
