
Iniciado por
nelo
Todos lo hemos sentido...esa impaciencia, ese cosquilleo en la barriga cuando ves en tu buzón la carta de la empresa de transporte, esa llamada desde casa: oye, que aquí hay un repartidor con un paquete muy grande (uy, qué mal suena).
Es día haces lo posible por acabar pronto en el trabajo y llegar pronto a casa. Allí te espera la caja, toda la estancia se ha impregnado de su olor, ese perfume que te acelera el pulso, mmmmmm huele a nuevo, que se quiten los jazmines, el azahar, el jabugo, el perfume del primer amor, nada es comparable con el holor a nuevo.
Con mucho cuidado, cuando no hay nadie, nadie que pueda distraerte, la abres y allí está, inmaculado, reluciente, con su cable de alimentación perfectamente doblado, las pilas del mando plastificadas, instrucciones, antena, micrófono de calibración, la última persona que lo tocó está lejos, muy lejos, tanto que es como si nadie lo hubiera tocado nunca.
¿Qué quires que te diga compañero? ¿realmente necesitas una razón objetiva para darte el gusto? Yo creo que no. Nadie te lo va reprochar, tengo la impresión de que tu decisión estaba tomada de antemano... haz lo que te pida el cuerpo y disfruta de tu afición.