
Iniciado por
lemg
Ya que "metí baza" en este tema, me mojo en tu consulta.
Si nos ceñimos tal como dices a "un salón", es decir, un espacio compartido y sin mucha opción a acondicionar, situar como se debe, etc, como la mayoría en pisos y casas estándar tenemos, desde luego la calibración marca una gran diferencia pues no hay más, el resto del acondicionamiento no es posible.
Pero si vamos a cuidar lo que es acústica; calcular la posición óptima de cajas y oyente, ángulo adecuado, tratar primeras reflexiones, correcto RT, umbral de ruido, etc, aun sin calibrar (entendido como ecualización, corrección de respuesta en frecuencia), se obtiene muy buen resultado, sobre todo en cuanto a escena sonora, dinámica, espacialidad.
Desde luego una cosa complementa a la otra, y no sabría darle un "peso" concreto a cada una, pero ambas son importantes. La calibración, sobre todo en sistemas AV que trae integrado algún sistema (ARC, Dirac, Audyssey, etc) desde luego sería un absurdo no hacer uso de ella, sobre todo si es lo único que podemos permitirnos (por ese uso compartido, por esas limitaciones de la típica sala en un piso, etc). Al igual que es un absurdo si nos realizamos una sala dedicada, solo centrarnos en esa calibración automática, pues el resto hace y mucho, por la mejora del sonido final percibido.
En estéreo es algo diferente y quizá más importante (sobre todo según los estilos musicales que solamos escuchar) que la propia ecualización, el resto de acondicionamiento, y me explico. Si aplicamos todo lo referente al acondicionamiento, aparte de escena, espacialidad, dinámica, partimos de una respuesta en frecuencia menos mala en interacción con la sala (si cuidamos la posición espacial de cajas y oyente, respecto a los modos de la sala) lo que ofrece aun sin ser lo ideal, una respuesta pre ecualización nada mala en según qué casos. Si lo unimos a que la mayoría de música (salvo electrónica o piezas concretas de otros estilos) no baja tanto en frecuencia como el cine (el mayor beneficio en la ecualización suele ser en el extremo bajo, corrigiendo la respuesta modal y la sobrepresión por debajo de esta), partimos de que la ecualización tiene menos peso que en otros usos, sin dejar de darle su importancia.
Personalmente he ajustado algunos sistemas estéreo en salas dedicadas, aplicando todo lo indicado excepto ecualización, y aunque es cierto que la escucha muchas veces se reducía al "punto dulce", el resultado llegaba a ser espectacular con un equipo de no demasiado "altos vuelos", sobre todo una escena brutal, excediendo los límites de la sala (como somos seres "visuales", hacía las escuchas a oscuras, y literalmente desaparecían los altavoces y el escenario resultaba más ancho y con fondo que los límites reales de la sala, paredes), insisto, con limitaciones lógicamente, a poco que se mueva uno del "punto dulce" pueden notarse algunos molestos nodos, antinodos o compresiones en pasajes con gran contenido en graves profundos.
Resumiendo, si tienes un sistema de calibración, utilízalo sin ninguna duda, sobre todo si tu sala es de uso compartida. Y si tienes una sala dedicada, no te limites a la calibración, ya que el resto del acondicionamiento te aporta y mucho a otros aspectos tan importantes como esa respuesta en frecuencia.
Y perdón por el ladrillo, a estas horas y aun sin sueño, me he permitido explayarme en la escritura.
Saludos.