La tecnología nunca dejará de sorprendernos. No sólo por la cantidad de funciones y aplicaciones que ofrecen, sino porque también pueden hacernos la vida mucho más fácil y feliz. Un claro de esto se ve con una anciana con cáncer terminal, que ha podido dejar este mundo al menos de una manera mucho más placentera gracias a Oculus Rift, esas gafas de realidad virtual que Facebook compró por más de 2.000 millones de dólares.

¿No sabéis de qué va todo esto? Pues os ponemos un poco en situación. Priscilla, es una desarrolladora de aplicaciones y videojuegos que tenía una abuela muy enferma. Esta respondía al nombre de Roberta Firstenberg, una mujer anciana que desde siempre le encantaba salir a su jardín, regar sus plantas y ver nuevos amaneceres. Sin embargo, esto se le antojaba imposible de realizar debido a su terrible enfermedad terminal, a la que los médicos le daban un par de semanas de vida más.

¿Y qué hizo su nieta para que su abuela no perdiese el afán por vivir? Pues esta mandó un e-mail a Oculus explicándoles que a esta ancianita le encantaría probar sus nuevas gafas de realidad virtual (con las que podría “pasear” por parajes naturales sin moverse del sillón de su casa). La respuesta que Priscilla obtuvo es que la lista de espera era demasiado grande y que por tanto su abuela tendría que esperar un par de meses para probarlas.

Sin embargo, al conocer que apenas le quedaban unas semanas de vida, Oculus envió de manera urgente un modelo de Oculus Rift a la casa de Roberta. Esta quedó fascinada por el invento, pero desgraciadamente unos días después falleció. Aunque si la tecnología sirvió para que tuviese un final menos dramático, seguro que el esfuerzo de su nieto mereció totalmente la pena. ¿No creéis?

Aquí os dejamos el vídeo de esta entrañable historia: