Siempre he sido un defensor del audio tradicional, de ese audio donde se respeta la señal, de recorrido ultra corto y de la elección de componentes de alta calidad en el intento de conseguir un sonido de la misma factura.
He seguido fielmente la teoría del respeto profundo a la interelación caja/sala y he tenido el convencimiento de que lo más importante es la búsqueda de la propia estética sonora al margen de cualquier otra proposición sin perder nunca de vista el axioma fundamental que cualquier aficionado a la reproducción de música grabada debe perseguir y que no es otro que la satisfacción personal cuando esto ocurre.
Me ha ido muy bien. Confieso que me ha ido muy bien y estoy muy satisfecho de los resultados obtenidos con esta forma de actuar, por lo que muchos se preguntarán a que es debido mi cambio de actitud en las últimas fechas, la solución es simplemente haberme respondido "Si" a la pregunta de si es preferible una posible mayor satisfacción personal a costa de introducir tratamiento en la señal.
Llegado a un nivel cualitativo en cuanto a los componentes es absurdo pretender mejoras y se llega al límite. Yo inmodestamente ya estoy ahí y me niego a gastar cantidades enormes de dinero por un matiz o por un detalle, por tanto las hipotéticas mejoras de existir pasan por tratar la sala; la mia no es una sala dedicada y por ello no puede girar todo en torno al equipo de música, aplico todas las mejoras que están dentro de mis posibilidades en cuanto a tratamiento acústico, pero también hay un límite de maniobra para eso, así que ante la imposibilidad de mejorar el equipo y de acondicionar más la sala espero que sean los nuevos métodos los que colaboren en aumentar la satisfacción que ya me produce el escuchar música cada dia.
Saludos