Después de jactarse en su último libro de haberse trajinado a dos niñas japonesas de trece años, y de echarle la culpa a ellas por golfas, parece escudarse en que lo de "trajinar" sólo se refería a besitos y amarrucos. Nada del otro mundo...

Eso sí, deja claro que a él le gusta de quince años y de piel tersa. Pasen y vean oiga...