Mucha gente, tal vez la mayoría, hoy en día escucha música en cascos en entornos con mucho ruído alrededor, por ejemplo en la calle y en el transporte público. Tiene cierto sentido fastidiar el rango dinámico a la hora de editar albumes, ya que en aquel entorno habitual los sonidos flojitos no se oyen. Para mucha gente, escuchar música no es una actividad de dedicación exclusiva, se hace mientras trasladarse, limpiar la casa, estudiar o hacer deportes. Y se podría decir que los estudios y las discográficas en realidad se están adaptando al consumidor. Parecen pensar que los beneficios futuros estarán en ofrecer descargas de audio capado para ipods y reproductores MP3.

Yo creo que la vuelta a la calidad sonora no pasa por una reanimación del formato CD. Diga lo que diga la teoría, pero muchos audiófilos siguen pensando que un vinilo suena mejor, y por algo será. Que luego se difunde la creyencia de ser imposible distinguir entre MP3 y CD, y la verdad es que mucha gente no saben diferenciarlos. No, queridos amig@s audiófil@s, si queremos poner en evidencia la posibilidad de conseguir algo mejor, debemos hacerlo con audio de alta resolución y sonido envolvente. Me refiero por supuesto a los formatos SACD, DVD-A y Blu-ray. Hace falta algo realmente espectacular para contrarestar la comodidad del sonido portátil, y la historia reciente nos demuestra que el CD no está a la altura.