Aun a riesgo de ser pesado, pues no digo nada nuevo, pero a veces no lo creemos hasta experimentarlo en primera persona. Nunca sabremos lo que realmente puede dar de sí nuestro equipo hasta instalarlo en una sala adecuada: Insonorización (bajo umbral de ruido), proporciones apropiadas (respuesta modal homogénea), circuito de fuerza (sin ruidos, caídas o subidas de tensión, tierra apropiada, etc), correcta ubicación de altavoces y oyente (interacción con la respuesta modal de sala, “toe-in” o foco, aislamiento mecánico de cajas), adecuado acondicionamiento acústico a medida (primeras reflexiones, absorbentes, difusores, tratamiento de graves, curva RT).

No todo es potencia, distorsión o respuesta en frecuencia (que en la medida de lo posible, corrige la calibración), hay mucho más que ningún cambio de aparatos o software por potente que sea llegará a solucionar porque son cuestiones inherentes a la sala y su acondicionamiento y tienen tanto o más peso que lo anterior; umbral de ruido, escena sonora (primeras reflexiones, difusión), ruidos eléctricos.

Realmente la mejora es notable, mucho. La siguiente pregunta que nos hacemos es, realmente con mis anteriores componentes, más modestos, cuánta mejora hubiera notado, necesitaba realmente aparatos más caros, cuánto estaba desaprovechando mi sistema, etc. (cualquier parecido con mi realidad… es cierta ;-)

Es lógico y totalmente lícito, puesto que cambiar la sala es con diferencia lo más caro y complicado (la vivienda sin duda, nos cuesta mucho más que este “vicio” del audio/video) que busquemos esa mejora con el cambio de aparatos. Pero hemos de saber que nunca estaremos aprovechando todo lo que puede dar de sí lo que tengamos y que el resultado siempre será de compromiso, y que si tenemos la gran suerte de disponer de esa sala, con mucho menos equipo tendremos un sonido muchísimo más placentero (aunque aun disponiendo del espacio, tampoco es dejarlos caer donde primero pillemos y listo, es laborioso y requiere tiempo, conocimientos y medios).

Aquí entra en mi opinión esa relación amor/odio pues al margen que nosotros (estado de humor, cansancio, etc) no siempre tenemos la misma predisposición a escuchar, sin tener las condiciones óptimas y no aprovechar el potencial de nuestros aparatos, habrá días que nos enamore porque suena a gloria (los niños del vecino no están y el nivel de ruido es bajo, de noche la alimentación eléctrica fluctúa menos, adelantamos esos 20 cm necesarios el punto de escucha sin darnos cuenta) y días que lo odiemos porque no hay forma de disfrutar con su sonido (ponemos aquella grabación no tan bien registrada, elevamos el volumen porque ahora sí están los niños del vecino, empiezo a notar distorsión y fatiga por el excesivo volumen, la señal eléctrica tiene un ruido por tierra de la batidora de la vecina del 5º).

Aun así, hay que tomarlo con humor. Sobre todo después de haberlo disfrutado y verte relegado nuevamente a un salón compartido gracias a las fuerzas del… quiero decir, por mi querida mujer (el secreto de una buena relación es reconocer que a veces ellas tienen la razón, otras veces somos nosotros los que estamos equivocados).

Saludos.