Tienes razón jmml en esto que comentas. Comparto contigo que en ocasiones hay aptitudes dignas de elogio en personas que desde un punto de vista personal estén en otra postura ideológica o política. Dignas de ser respetadas, valoradas, e incluso ser apreciadas y admiradas. Es más si lo son de un oponente-enemigo-contrario considero casi, en los tiempos que corren, una virtud saber apreciar estos valores por parte de alguien situado al otro lado de la línea.
Pero ocurre en muchas ocasiones que las aptitudes; en este caso de dialéctica, debate en corto como dices e incluso ese aura de profeta o de un ser con mucha más visión que sus semejantes (que ya portaba Aznar… “crean lo que les digo… hay armas de destrucción masiva en Irak”), no deben cegarnos y evitar ver el bosque. El contenido que expresa esa aptitud hasta cierto punto admirable, es en mi opinión absolutamente rechazable. Y es lo que importa, especialmente en un medio de comunicación que además de opinión aporta información (como muy bien dice nacho). Es lo que queda en el poso. Y es lo que para mí hace perder a este hombre todo valor. Me resulta dificultoso *saber apreciar nada de él. Como tampoco de otros muchos como ha citado nacho que sirven de ejemplo aptitud formal – contenido ruin. Y otros como: Goebbels (la “eminencia gris nazi”), el propio Hitler con la energía de sus discursos, Satlin y su absoluta frialdad presidiendo negociaciones y firmas de tratados en un segundo plano y su propia parquedad en palabras…
Y resulta que en este caso no se trata de un fin que justifique los medios (frase que no comparto), lo que ocurre es que realmente ese fin no justifica ningún medio. No se justifica simplemente. Y Federico tiene y utiliza muchos medios personales ciertamente.
Evidentemente nuestro Federico está a otro nivel que el de los otros ejemplos.
Pero sorprende como a lo largo de la historia los personajes que más han manipulado y encandilado a sus votantes-súbditos-seguidores han poseído casi siempre unas aptitudes para la dialéctica, el discurso para la movilización de masas tan similares y por encima de sus contemporáneos. Uno podría achacar el hecho a la poca cultura o desinformación de los propios seguidores. A la utilización de la religión y/o el nacionalismo. O a hechos de crisis generalizada y sentimientos de humillación y venganza, como el la Alemania pre-nazi. Pero en la época actual… no puede dejar de sorprender.
Saludos